Castellón ha dedicado a su escritor Pelayo de Castillo (1837-1883) un céntrico callejón, detrás del Teatro Principal, el escenario del cual no vio representadas las obras del autor hasta después de muerto. Casi una metáfora del poeta que osciló entre las luces y las sombras de la agitada vida bohemia madrileña. El libro presenta un parecido de la vida y época del autor y una edición crítica de Poesías varias.