En este libro se estudia el uso del entramado teórico y conceptual darwiniano por parte de los anarquistas españoles en las últimas décadas del s. XIX y primeros años del s. XX. En la primera parte se estudia lo que de manera más clara se suele asociar con el evolucionismo: el impacto que tuvo entre los anarquistas españoles la introducción de una nueva visión de la Naturaleza. Aquí se analizan tres aspectos principalmente: la interacción de los nuevos conceptos de evolución cósmica con una imagen eminentemente afectiva y providente de la Naturaleza, la reacción ante el cambio en la relación tradicional entre Hombre y orden natural que lleva consigo la teoría del origen simiesco del Homo sapiens y, finalmente, el confuso mundo de analogías entre orden natural y orden social que introducen las diversas interpretaciones sobre los mecanismos evolutivos (lucha por la existencia, selección natural, etc.). En la segunda parte se tratan las implicaciones que tiene el hecho de ver al Homo sapiens como un animal más. Los seres humanos, desde este punto de vista, no son sino organismos vivos que no se distinguen cualitativamente del resto de las especies, que pueden ser clasificados y que están sometidos a las mismas fuerzas que el resto de los seres. En este sentido, se ha prestado especial atención a la espinosa cuestión de las justificaciones biológicas de la desigualdad: la superioridad de unas clases sobre otras, de la élite revolucionaria sobre la masa anónima, de los europeos sobre las razas inferiores. Además se intenta reflejar cómo entienden los anarquistas españoles la acción de la herencia y el medio sobre los humanos y cómo algunos teóricos piensan que se puede construir el "hombre nuevo" de la sociedad futura a partir de la reconducción revolucionaria de esa acción ambiental y hereditaria. Se trata, pues, de una contribución novedosa que ilumina el oscuro proceso de circulación de las ideas científicas fuera de los círculos culturales oficiales.