Desde fines del siglo XVIII los gallegos y asturianos se trasladaron en números crecientes al Río de la Plata. Diversas condiciones, de ambos lados del Atlántico, favorecieron este proceso. Al calor de las Reformas Borbónicas y la expansión económica tardo colonial, Buenos Aires se convirtió en el segundo o tercer destino de las corrientes originadas en el noroeste hispánico, luego de La Habana y Montevideo. Estas migraciones tempranas constituyeron el antecedente de las que posteriormente alcanzaron una dimensión masiva, contribuyendo a sentar las bases de las redes y cadenas migratorias de la segunda mitad del ochocientos. Pero pese a su importancia histórica (a un nivel económico, social y cultural), esos flujos de las postrimerías de la etapa moderna han sido poco indagados hasta el momento. De allí que en esta obra nos concentremos en ellos, prestando una especial atención a sus características, motivaciones y efectos de corto y largo plazo. El hecho de que tanto gallegos como asturianos hayan compartido similares mecanismos de traslado transoceánico y semejantes pautas de integración en la sociedad de acogida, autoriza un enfoque conjunto de ambos grupos, que al mismo tiempo no desatiende las particularidades de los mismos.