El objeto de este estudio es analizar el cambio social que se produjo como consecuencia del asentamiento de colonos romanos en el sur de la Península Ibérica entre los siglos III a. C.-I d. C., y que normalmente se denomina “romanización”, en el contexto de las necrópolis. Este problema lleva a plantear distintas cuestiones, como qué es la “romanización”, qué tipo de procesos tienen lugar en situaciones de contacto colonial, cómo estudiar el significado simbólico de la cultura material, o qué tipo de diálogo se estableció entre la manera de entender lo que significaba “ser romano” en diferentes contextos como la ciudad y las necrópolis, o el ámbito privado y público. Esta investigación toma como punto de partida los presupuestos teóricos de la arqueología post-procesualista, especialmente los de aquellas corrientes que entienden la Arqueología como historia cultural, en las que el contexto histórico se dota de gran importancia. En problemas como el de la “romanización” es, además, necesario prestar especial atención a las aportaciones de la teoría postcolonialista como una manera de dejar atrás visiones “esencialistas” de la cultura. Si este estudio tiene alguna virtud, es la de pretender ser un trabajo de síntesis de nuestros conocimientos sobre distintas necrópolis y su relación con el cambio social producido como consecuencia de la imposición de una situación colonial en el sur de la Península tras la conquista romana. El volumen se ha organizado en dos grandes bloques estrechamente relacionados entre sí. El primero está dedicado al análisis del concepto de la “romanización” y a la importancia de los ancestros en la recreación de la identidad individual y colectiva. El segundo apartado es el más extenso y se centra en el estudio de tres necrópolis diferentes en relación al problema que nos ocupa.